HILVANES PARA SILENCIO
Ángeles Tudela
Nítida contaminación que trae al recuerdo
no sé cuál lugar, no sé qué momento.
Evocación que cabalga entre la ácida lluvia
para pintar de fuego el plano.
Inmensos espacios cargados de obstáculos,
transparencias de silencios.
Jable que ahoga y empantana el recuerdo,
presagio apocalíptico del pasado.
Huecos, vacío, soledad y pensamiento
construyen la huella, recreando en el tiempo
la destrucción.
Resurgir del pasado, revivir del presente,
retrato de la memoria.
Sutiles matices permiten leer en la
oscuridad el misterio del camino que queda
por recorrer.
Débil luz conforma las pinceladas de aire
que abrumadoramente se apodera
del pensamiento.
Espacios oscuros,
muerte aplacadora de quejidos.
Olas de rojo y piedra traen el atardecer,
mientras lo alto se esconde en la
espesura del aire.
Confundidos entre la maraña
fondo y superficie dialogan en
absoluto silencio.
Dirección y suspensión,
realidad tangible de la calima más densa.
Aire desorientador que transgredes las
reglas para robar el sosiego.
Retuércete en mi cuello y no permitas
que las tinieblas me hagan presa.
Roberto Batista
Aquel oscuro e infinito día, permanente e interminable.
La extrema, apacible y casi inapreciable frialdad, esa desesperante e insufrible quietud.
La súbita presencia de un futuro pasado, y la vuelta a empezar en algún instante futuro de ese tiempo persistente.
La soñada igualdad en esa salida cortada, en esta entrada inaccesible.
El infeccioso charco, la abrazadora llovizna. La laguna inmensa, la gélida luz.
Ni tú, isla soñada, ni y Batistao, ni Nada, sólo… Silencio.