LA SUGERENTE PASSAROLA
María de los Reyes Hernández Socorro
La expresión gráfica sobre la obra literaria de José Saramago que proyecta el ideario artístico de este artista, obliga al espectador a una mirada inquieta y vibrante de cada una de sus obras, especialmente a las de generoso formato. Impregnadas de una inequívoca sutilidad y grandeza expresan conceptos, emociones y lugares, a la vez abstractos/concretos, transcendentales/comunes, poéticos/ prosaicos...
Puede percibirse una evidente sinergia entre los subliminares mensajes que preocupan al escritor y la conceptual visibilidad plástica que les confiere el artista. Su mirada se escenifica desde un punto de vista alto, teniendo como referente la evocación de la fantasiosa y sugerente aeronave Passarola, en forma de pájaro, inventada por el jesuita Bartolomeu Lourenço de Gusmão (1685-1724) conocido, de modo peyorativo, como el padre “volador”
Partiendo de los escritos de Saramago, que atraen más su atención, Batista da vida a un universo pictórico definido por la deconstrucción y cosificación. Así surge Amenaza, Mundo, Viento I, Metrópili, Pensamiento, Humanidad, Oscuridad III, Grito, Extraños II, Destino, Monotonía, Infierno, Revelaciones, Desierto, Dios, Biografía, Eternidad, Alma, Recordar, Aún, Carretera... composiciones perfiladas con cinética habilidad cromática y espacial, que vienen a representar instantes y esencias, en busca de una anhelada atemporalidad que dé respuesta a alegóricas memorias individuales y colectivas.
Violetta Jojo Verge
A Roberto Batista, la lectura le permite adentrarse en un mundo nuevo donde las palabras y los conceptos se tornan en experiencias y las ideas en colores y expresiones pictóricas que sólo puede transmitir con sus herramientas y pinturas. Pero el sumo placer de nuestro artista está en ese preciso paso, o mejor dicho “Passarola”, donde el viaje se realiza entre palabras, colores, conceptos, sueños, imágenes, ficciones y realidades. En definitiva, el artista, desde su posición de habitante y ser humano de este mundo, actúa de catalizador donde asimila con el cerebro las palabras, ideas y conceptos y ve con los ojos de su mente los sueños e imágenes, y finalmente ejecuta las líneas, dibujos y pinceladas con sus colores.
El respetado artista Chino Zhang Xiaogang llamado “El profesor” o “el pintor de la memoria” en su país, comenta que “antes, cuando Occidente miraba el arte de China, veía un mensaje político; ahora lo ven como el lenguaje expresivo de cada artista. Los chinos, por su parte, siguen viéndolo como una expresión de vida... como siempre.” (Revista AD julio/agosto 2008. p. 189). Nosotros aquí y ahora podemos ver que la obra de Roberto Batista nos presenta una expresión de su vida y de las nuestras.
Desde el continente africano, el famoso escritor nigeriano Chinua Achebe, afirma y cito en inglés: “Art is a man’s constant effort to create for himself a different order of reality from that which is given to him” Es decir: “El Arte es el esfuerzo constante del hombre para crear para si mismo un orden de la realidad diferente al que se le ha dado.” Volviendo a esta sala y a este momento, podemos comprobar que Roberto Batista con su esfuerzo constante produce realidades nuevas. Con repetidos y diferentes bocetos, crea más misterio, ya que nos da muestra de que las obras son seres vivos que siguen ciclos interminables de evolución.
En otro tiempo, Edgar Degas, desde el continente europeo, y hablando desde el punto de vista del artista dijo: “Art is not what you see but what you make others see.” “El arte no es lo que ves, sino lo que haces ver a los demás.”
Tal y como podrán comprobar en los textos que acompañan los cuadros, el título de la exposición está tomado de la obra Memorial del Convento de José Saramago, donde enlaza la historia con la ficción introduciendo al personaje Bartolomeu Lourenço de Gusmão, historiador y científico que inventó esa nave para volar. La definición que se presenta en la novela sigue así: Passarola: “Un instrumento para andar por el aire del mismo modo que por la tierra y el mar.” Memorial del Convento (p.38).
Roberto Batista, con su ingenio y tenacidad, ha convertido esta exposición en una “Passarola” que nos hace viajar. Nos lleva desde la posición de observar la obra desde la tierra, a la posición de estar absortos, en el aire, y así convertirnos en seres observados por la obra misma. Miramos e intentamos descifrar y asimilar, y cuando llegamos al gozo de impregnarnos de ella, nos perdemos en su mirada hacía nosotros y nos convertimos en su objeto de observación. El arte de Roberto Batista nos cautiva. Nos hace pensar. Nos hace reflexionar. Nos hace sentir. Nos hace viajar a una experiencia diferente, única y renovadora. En definitiva, nos hace vivir.